jueves, 23 de junio de 2011

Equinoccio De Primavera


Todos los años, en la tierra se producen fenómenos astronómicos que marcan los cambios de las estaciones del año en ambos hemisferios, a excepción de los polos. A estos sucesos se les conoce como equinoccio y solsticio.

Ambos ocurren dos veces al año, pero el primero que acontece es el equinoccio de primavera, alrededor del 20 o 21 de marzo.

En el equinoccio el día y la noche tienen la misma duración, es decir, hay 12 horas de luz y 12 horas de sombra, tal es el significado de su nombre: equi “igual” y nox “noche”, “noche igual al día”.

El equinoccio ocurre dos veces al año: en marzo, que marca el cambio de la estación de invierno a primavera para el hemisferio norte, y de verano a otoño para el hemisferio sur. Cuando ocurre la segunda vez, en septiembre (el día 21 aproximadamente), el equinoccio marca el cambio de estación de verano a otoño en el hemisferio norte y en el hemisferio sur de invierno a primavera. Estos cambios no ocurren en los polos, pues en ellos sólo hay una permuta de contar con seis meses de noche a seis meses de día.

¿Sabías que…?…
Al equinoccio de marzo se le llama de primavera y al de septiembre se le conoce como autumnal u otoñal



A través de los siglos, muchas de las culturas antiguas desarrollaron observaciones, calendarios y cultos a partir de esta fecha, por ser el Sol el protagonista del fenómeno, pues se le reconocía como uno de los elementos más importantes para el desarrollo y sustento de al vida en la tierra.

Al pasar de los años, el significado de este día se ha vuelto muy especial debido a la alineación que se da en los tiempos del día y la noche, es decir, que se alcanza un equilibrio entre la luz y las sombras, y éste permea a todos los habitantes de la tierra.

A nivel personal, el equinoccio es el día en el que se puede tratar de equilibrar la luz propia y las sombras, para tener una mejor convivencia interna y con nuestro alrededor. Por esta razón existen algunos rituales y prácticas que se realizan en esta fecha, a los cuales se les conoce como “experiencias espirituales”, pues tratan de reconectarse con la Madre Tierra y su energía natural a través de meditación, baños temascal y visitas a santuarios naturales, entre otros.

En México, uno de estos rituales o prácticas es asistir a las zonas arqueológicas, por su conexión antigua y espiritual con la naturaleza y con los cambios cósmicos que influyen sobre el hombre. Algunos ejemplos de estas zonas son Chichen–Itzá y Teotihuacan, aunque alrededor de todo el país se reúnen en las principales zonas arqueológicas. En Veracruz, el sitio que concentra al mayor número de visitantes es El Tajín, pues coincide con la celebración de su Cumbre.

Así que además de disfrutar de un día astronómicamente importante, el equinoccio de primavera aporta energía positiva y un día lleno de luz para los habitantes de nuestro hemisferio.

Cortesía Gobierno Del Estado De Veracruz

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