La palabra Xantolo deriva del latín Sanctorum, celebración católica de Todos Santos, que se usa en el náhuatl regional.
El 29 de octubre inicia el Xantolo, con la elaboración de tamales, atole, frutas en conserva y el levantamiento de arcos adornados con flor de cempasúchil, “mano de león” y bojolillo (sempiterna) carmesí de los que cuelgan frutas y canastitas de barro y se ofrendan comidas, vinos, pan, velas y copal.
La presencia de los “viejos” se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre. La gente sale a la calle formando comparsas de hombres que lucen diversos atuendos disfrazados con máscaras de madera artesanales y bailan al son de huapangueros acompañados por un séquito de gente divertida que los espera; representan las almas de los muertos que escogerán en que casa entrarán para tomar los alimentos de los altares. Más atrás viene la muerte siguiéndolos con el fin de llevarlos de regreso, es por eso que los vivos se tapan la cara para confundir a la muerte y no pueda reconocer quienes son los vivos y quiénes son los muertos. El 2 de noviembre la festividad concluye con el “destape”, acto en el que los participantes abandonan sus máscaras y trajes, para así marcar el final de la fiesta de Xantolo.
El 3 de noviembre, la viejada asiste al cementerio. Este día es conocido como tlamakauali, “despedida”. Al llegar las distintas comparsas bailan en el descanso del panteón como una señal de “saludo a todos los muertos”. De esta manera Tempoal ríe, baila y llora con los muertos.
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