Esta pieza fue descubierta donde hoy se encuentra el pozo Huasteca - Zacamixtle 5, cerca de Zacamixtle municipio de Tancoco, Veracruz. Por la brecha huasteca rumbo al km. 43, en trabajos de perforación, allá por el año de 1913.
Se encuentra en malas condiciones, ha sufrido desgaste en su borde derecho, y el contorno superior está roto. Su composición es de piedra arenisca, mide 187 cm. de alto; 30 cm. en un extremo y en el otro 60 cm. de ancho y 25 cm. de espesor.
Esta loza tiene la forma de un prisma de poco grosor, disminuyendo su ancho de abajo hacia arriba, mostrando el borde superior un contorno diagonal, siendo el ángulo derecho más alto que el izquierdo. Fue labrada a base de incisión que se muestra, de frente.
Los brazos se doblan en ángulo recto, con lo que las manos entrelazadas, cuya forma no es claramente perceptible y quedan recargadas en una base al parecer plana y un murillo de soporte.
El rostro es muy ancho, la mayor parte de la frente está cubierta por una banda horizontal que asemeja un tocado y lleva grandes orejeras circulares.
Debido a la transformación en animal como de un sapo o lagarto, tiene grandes ojos circulares, la nariz llega a la boca que abierta, ocupa todo el ancho del rostro, figurada por una banda continua, el mentón es amplio y su límite inferior usa un collar que formado por una banda liza con rebordes en medias circunferencias, que divide la cabeza del torso.
Las piernas son gruesas y parecen estar representadas, de perfil con los pies apuntando hacia fuera. Aparenta estar en posición sentado, usa máxtlal con paño colgante cubrecaderas. La loza no se trabajo en los extremos ni en su vista posterior.
Esta pieza se relaciona con la horrenda leyenda del nahually de la costa, enviado del inframundo por Mitlantécuitl para acarrear calamidades en los pueblos y aldeas de la costa. Convirtiéndose en un enorme lagarto, lanzando enormes lenguas de fuego por el hocico.
Se dice que en varias ocasiones provoco enormes olas de agua desde la costa hacia las montañas desapareciendo todo lo que topaba a su paso. Causando mucho temor entre los habitantes de la huasteca, desde Tuxpan hasta Tampico y en las montañas desde Tulancingo Hasta Huejutla.
Era un ser misterioso que en el día solo vivía como un hombre común y cualquiera, que presentía cuando alguien se acercaba para intentar hacerle daño, lo percibía y desaparecía o flotaba en el viento causando gran espanto, pero entrada la noche lo buscaba transportándolo hasta un paraje solitario, para chuparle la sangre no sin antes haberle sacado los ojos y devorado sus genitales.
Las gentes le ofrendaban para tenerlo contento, puercos y a veces hasta niños que nacían con algún defecto físico. Pues decían que él los había hechizado.
Así estuvo azorando a los pueblos de la huasteca, por muchas generaciones, hasta que por el año de 1300, apareció un hombre muy noble y sabio llamado Uti que lo envolvió y llevó entre engaños hasta un lugar entre Tangüijo y Ajachsentlan (Ajachtli sirviente, sentlan junto a las mazorcas, hoy Ajokentla), hoy conocido como el brujo.
Lugar donde luchó espiritualmente con este monstruo hasta vencerlo y matarlo, no sin ser ayudado por un centenar de aldeanos, que con ritos, bailes extraños y hogueras, pudieron destruirlo y desde entonces no se le ha vuelto a ver por estas tierras.
Cuextécatl volvió a la vida - José Reyes Nolasco
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