El primer sacerdote que pisó tierra mexicana fue el mercedario fray Bartolomé de Olmedo, amigo, capellán y consejero de Hernán Cortés. Llega a América en 1516: tenía 31 años. De Santo Domingo pasa a La Habana, y desembarca con la expedición de Cortés, primero en Cozumel, y luego en Veracruz (1519). Le toca reconfortar a los soldados españoles en el episodio de la Noche Triste (l de julio de 1520), cuando muchos soldados y nativos mueren en un encarnizado enfrentamiento nocturno, que finaliza con el abandono de la ciudad por parte de los españoles. El fraile salva su vida milagrosamente.
Los cronistas de la conquista del Imperio Azteca, unánimemente tienen expresiones muy favorables y laudatorias para apreciar las polifacéticas actividades que tuvo que ejercer este joven mercedario. Destacan su inteligencia, cultura, buen criterio, lealtad con los amigos, conocimiento de la idiosincrasia de españoles y aborígenes para fomentar un mayor entendimiento entre los hombres. Los cronistas Bernal Díaz del Castillo y Díaz de Solís presentan al mercedario en variadas situaciones, muchas de ellas difíciles para Cortés. De todas, el abnegado misionero salió incólume. Resultan interesantes estas situaciones porque a través de ellas podemos conocer la rica personalidad del padre Olmedo, como un hombre amable, evangélico, franco frente a españoles y aborígenes, sagaz, erudito, avisado y disponible para cumplir una misión. Transcendiendo su papel de capellán de los españoles, fray Bartolomé fue el pionero de los misioneros de los indígenas mexicanos y de la evangelización del gran Imperio Azteca.
Con él penetra, entre los primitivos habitantes de México, la devoción a la Virgen de la Merced. Ponía en el altar una imagen de la Virgen. Era “pequeña, mas muy hermosa, y los indios se enamoraron de ella, y el fraile les decía quién era”. Más tarde esta semilla mariana dará su fruto y los mexicanos concentrarán su amor a María en Nuestra Señora de Guadalupe. Díaz del Castillo dice que el buen fray Bartolomé de Olmedo era Santo Fraile, trabajó mucho con los nativos y les predicaba y enseñaba los artículos de la fe. Fiel consejero, permaneció junto a Cortés todo el tiempo de la conquista. Falleció a los 39 años en México, en noviembre de 1524. El licenciado Suazo le dio la noticia a Cortés, diciéndole que “todo México había llorado su muerte y que los indios habían estado todo el tiempo desde que murió, hasta que lo enterraron, sin comer bocado”. Fueron los franciscanos los que celebraron su funeral y predicaron el sermón, anotando que fray Bartolomé de Olmedo había dado más a los nativos que el emperador, porque a los indios les había dado el conocimiento de Dios y ganado sus almas para el cielo. El mercedario bautizó, según propia confesión, más de 2.500 aborígenes, entre ellos a la famosa Malinche, intérprete de Cortés, pues ella conocía la lengua española, a la que dio el nombre cristiano de Marina. Fue sepultado en Santiago de Tlatelolco.
Con la temprana muerte de fray Bartolomé, perdió la Merced la ocasión de haber establecido conventos en México. Esto por haber ido solo y preferentemente como capellán de Hernán Cortés y no con otros mercedarios para establecer la Orden en México. Después de él, otro gran misionero, el padre Juan de las Varillas, lo sustituyó en el puesto de consejero y capellán de Cortés, a quien acompañó en su expedición a Honduras en 1524. Desde Guatemala intentó establecer la Orden en tierra azteca, pero no lo logró. Los mercedarios no tuvieron conventos en México hasta 1597 en que fueron fundadas las casas de Antequera y Puebla de los Angeles.
El día de hoy 24 de septiembre, se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Merced.
Veracruz … Mi Estado Ideal
http://www.turismoenveracruz.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario