miércoles, 14 de agosto de 2013

Rescata Veracruz fabricación artesanal de atarrayas

* Pedro García, el ganador del último concurso de Arte Popular del Totonacapan, enseña a las nuevas generaciones de Filomeno Mata los secretos de esta actividad
En lo más alto de la Sierra del Totonacapan, en el municipio de Filomeno Mata, trabaja Pedro García, un artesano que con el apoyo de Gobierno del Estado va recuperando poco a poco una actividad que ya se creía perdida: la fabricación de atarrayas, unas pequeñas redes de pesca de unos tres metros de diámetro.
Después de ganar el primer lugar del concurso de Arte Popular del Totonacapan de este año y después de mucha insistencia del personal de la Dirección de Arte Popular de la Secretaría de Turismo y Cultura (Sectur), este redero decidió convertirse en maestro artesano y transmitir su conocimiento a los jóvenes.
Don Pedro creó hace dos meses un taller para enseñar cómo se elabora esta artesanía para que no se pierda esta tradición y para que las nuevas generaciones tengan una ocupación que los mantenga apartados del alcohol y las drogas. Empezó hace poco porque no estaba seguro de que hubiese gente interesada en realizar estos trabajos.
Con mucha atención, el maestro va revisando el trabajo de sus alumnos, hace un apunte aquí, corrige un trenzado en otro lugar. Actualmente, cuenta con 19 estudiantes, los más jóvenes de 14 años y 15 años, además de algunas personas mayores que acuden para recordar cómo se elaboran las atarrayas.
Rescata Veracruz fabricación artesanal de atarrayas
Hablando en totonaca, explicó que sus hijos y nietos también forman parte de este taller de rederos. “Estoy muy contento porque están aprendiendo una actividad que hacía mi abuelo, esto es para que no se terminen estos trabajos de antes”.
Éste es un trabajo de gran dificultad, afirmó. Hay que ser muy cuidadoso a la hora de ir trenzando las fibras para que no se enreden y la red quede igual; para eso los rederos utilizan unas pequeñas reglas de madera que fabrican ellos mismos.
Además, cada artesano fabrica sus propias agujas para poder entrelazar el hilo. “Busco palo de tarro, lo limpio y le quito la cascarita que tiene para que no se enganchen con el tejido”.
Cuando comenzó a hacerlo, las fibras se extraían de un árbol llamado ixcanal, pero ahora ha desaparecido de la región y para sustituirla utilizan hilo de seda. Desde Arte Popular, le apoyan suministrándole el material, pero además compran sus productos para poder venderlos en las galerías que regentan, algo que agradece.
Don Pedro aprendió el oficio de su abuelo. Cuando era joven, llamaba mucho su atención cómo la gente mayor trenzaba los hilos para dar forma a estas trampas para peces. Observando y esforzándose mucho, aprendió a hacer un trabajo que ha venido realizando desde hace 35 años.
Está muy orgulloso de su labor, porque en la zona se dedican a la agricultura, pero cuando se termina la época del cultivo del maíz o del frijol no tienen nada que hacer; sin embargo, éste es un trabajo continuo que pueden hacer desde que regresan del campo o cuando no tienen que faenar, algo muy necesario para el pueblo, concluyó.
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