* Los pobladores del municipio trabajan arduamente para participar en el Festival de Globos de Papel de China
* Año con año la torre de la iglesia se ilumina con los colores de los globos monumentales que los artesanos elevan al cielo
Dicen los que saben que Zozocolco está conformado por dos centros prehispánicos: Tonatiuhco, el Lugar del Sol, y Tzozocolco, Lugar de Cántaros de Barro. Estos nombres quizá hagan alusión a su situación geográfica. Actualmente corona la serranía, es un lugar privilegiado que rasga el aire y se acerca al sol; cuando revienta sus cántaros de barro, deja caer un torrencial que pone a todos a correr.
En medio de la lluvia, con conocimiento de causa, los pobladores del municipio trabajan arduamente para una de las tres reuniones anuales de las que es testigo el municipio: El Festival de Globos de Papel de China. Desde temprana hora, en las instalaciones del palacio municipal se levanta el altar de muertos con el que inicia la gran exposición de altares en la calle que conecta al recinto civil con el religioso: la iglesia de San Miguel Arcángel.
La lluvia tupida que levantó a los pobladores de la sierra no parece importarles en absoluto. La directora de Comunicación Social, Turismo y Vinculación Educativa de este municipio, Flavia Camarena Mandujano recuerda que “todos los años pasa igual, siempre llueve uno o dos días antes pero luego se limpia el cielo”
En este lugar que sirve de faro a las tierras bajas, año con año la torre de la iglesia se ilumina con los colores de los globos monumentales que los artesanos propios y extraños elevan al cielo con la premisa de iluminar y acompañar a las almas de los fieles difuntos que han venido a disfrutar el convite anual.
El benigno clima cálido de la región se ha ausentado para descargar toda la pesadez de las nubes, como aligerando su carga para dejarle paso a las corrientes de aire que llevarán lejos las obras coloridas y fascinantes de los artífices. En esta ocasión se dan cita delegaciones lejanas provenientes de Michoacán, Distrito Federal, Tlaxcala, Veracruz e incluso Colombia.
Por su parte, los jóvenes de Zozocolco redoblan esfuerzos para tener listo a su gigante de aire. El Barrio Zapote cuenta con su propia Oficina de Globos, se trata de una casa lajeada en donde los globeros Gigantes del Aire ejecutan este trabajo artesanal de suma precisión. Recargado sobre una larga mesa de madera que sirve como centro de trabajo, Joel recuerda que “a nosotros nos invitó el maestro Vicente, ya tiene ocho años de eso, yo iba en la primaria. Ahora ya tengo 20 años haciendo globos”.
Junto con él, son 12 los miembros que conforman el colectivo artesanal, con edades que oscilan entre los 16 y 23 años. Señalando de reojo hacia la parte baja del barrio en donde residen Los Duendes, otro grupo de globeros de mayor antigüedad, comenta que empezaron con ellos, “pero no nos gustó porque sólo hacían figuras grandes, no le metían mayor grado de complejidad ni de diseño. Por eso mejor nos juntamos nosotros, que nos gusta el colorido y el diseño en tercera dimensión, en lugar de las figuras planas”.
Bajo este precepto, los Gigantes del Aire incluso han impartido cursos en otros lugares, y han ganado dos veces el primer lugar del concurso en Zozocolco, en la categoría Máster, que es la más grande de todas y han traído premios igual de importantes de encuentros nacionales en lugares tan retirados como Michoacán.
Cada miembro es indispensable, comenta Gilberto, cada quien se especializa en hacer bien alguna parte de los globos y explica que se organizan para trabajar. “Algunos estudian y otros trabajan, por eso venimos a ratos a trabajar”.
Recientemente fueron a hacer una demostración a Poza Rica, por eso ahora están atareados, tratando de terminar el globo que elevarán este domingo en el gran concurso anual.
Hasta el momento han empleado más de cinco mil pliegos de papel de china de la mejor calidad y proyectan no escatimar en ellos; con una inversión aproximada de diez mil pesos planean elevar un globo que mida más de 20 metros de altura. Esto, sin duda alguna, es digno de apreciarse.
En ese momento, mientras la lluvia atenuaba sólo unos instantes, las manos jóvenes que crean a esos gigantes de aire hacían una pequeña demostración en la calle que caracteriza al Barrio Zapote; un soplete llenaba de aire caliente un globo estilo brasileño de vivos colores que se erguía insurrecto a pesar de las gotas de agua que hacían pesado y frágil el papel.
Sus hábiles manos, como de seda, fueron recogiendo el globo poco a poco para que no se mojara de más, pues debían regresar a terminar al gigante que este año dominará los aires de la sierra.
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